Un equipo de investigación del Centro en Tecnología de Productos y Procesos Químicos (Pro2TecS) de la Universidad de Huelva (UHU) ha desarrollado un producto para aplicaciones lubricantes compuesto de pasta de celulosa de trigo y aceite de ricino. Asimismo, proponen una mezcla que sirve para la pavimentación de lugares como las carreteras, elaborada con este mismo residuo agrícola. Mediante estos trabajos, que forman parte del proyecto GreenAsphalt (802C1800001) y el proyecto PY20_00751, co-financiado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación y fondos FEDER, consiguen productos más sostenibles que los habituales.
Los lubricantes tradicionales se fabrican habitualmente a partir de productos derivados del petróleo y espesantes o aditivos no biodegradables, lo que suscitó la necesidad de buscar alternativas más sostenibles, elaboradas con otros productos renovables y biodegradables, de forma que mantengan su funcionalidad, pero con menor impacto.
El profesor del área de Ciencias de los Materiales de la UHU, José Enrique Martín, ha explicado a Fundación Descubre, dependiente de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, que “nuestro objetivo era proponer una alternativa que aprovechara y reutilizara los residuos agrícolas, en línea con la nueva política industrial andaluza, de acuerdo con los principios del modelo de economía circular ‘menos materias primas, menos residuos, menos emisiones”.
En el artículo ‘Assessment of the acetylation process of wheat straw pulp as sustainable rheological modifier for non-polar fluids’ publicado en Cellulose, los expertos exponen que para obtener la pasta de celulosa, a partir de paja y residuos de trigo, emplearon el proceso químico Kraft, que consiste en aplicar sosa cáustica al residuo y calentar hasta obtener sus fibras en una pasta semisólida. Este proceso se emplea, por ejemplo, para la elaboración del papel.
Biolubricante compuesto de pasta de celulosa de trigo y aceite de ricino.
Aplicaciones
A partir de esta pasta, el equipo científico realizó un estudio exhaustivo de las principales variables que afectan a su modificación química: temperatura, tiempo de reacción y relación entre reactivos. Tal y como ocurre en las pruebas de las recetas culinarias, esto les sirvió para comprobar cuánto calor debían aplicar, el tiempo que este tardaba en hacer efecto y cómo cambiaban las propiedades del producto final una vez mezclados con los fluidos.
De este modo, a lo largo de un año de experimentación obtuvieron una gama de distintas pastas con diferentes modificaciones químicas y pudieron comprobar qué ‘receta’ funcionaba mejor y para qué servía cada una.
Los expertos añaden que la pasta modificada puede emplearse como un espesante o aditivo para desarrollar grasas lubricantes o ligantes. “En circunstancias normales, estas sustancias no se mezclarían bien. Lo que hemos hecho es mejorar su compatibilidad química para que la mezcla sea más estable y homogénea, aportando además otras propiedades funcionales”, señala el investigador de la Universidad de Huelva Manuel Trejo.
El siguiente paso de los investigadores del grupo Pro2tecs consistirá en mejorar las propiedades funcionales de esta pasta mediante la modificación de sus propiedades físicas y la adición de otros grupos químicos que den lugar a nuevos productos con propiedades mejoradas.