La Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía ofrece una serie de recomendaciones que se deben tener en cuenta a la hora de acudir a una academia o centro de aprendizaje de idiomas. La contratación de esta formación puede responder a que la persona consumidora desee iniciarse en un idioma o profundizar en su conocimiento.
Además de las titulaciones de las escuelas oficiales de idiomas, para el resto de acreditaciones, cada organismo (universidades o centros de estudios) establece la relación de certificados de los diferentes organismos que considera equivalentes a cada uno de los niveles de competencias que establece el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER). El MCER incluye los diferentes requisitos para cada nivel de competencias –seis subniveles desde el A1 al C2, y niveles ‘básico’, ‘independiente’ y ‘competente’ según la comprensión auditiva, la comprensión lectora, la interacción oral, la expresión oral y el nivel de escritura–.
Los centros que imparten enseñanzas no oficiales y que publicitan la obtención de titulaciones extranjeras están obligados a tener un convenio con la entidad extranjera para poder expedir la certificación. Aunque algunos de estos certificados gozan de amplio prestigio, en principio carecen de reconocimiento directo en España, y son reconocidos a nivel individual por cada entidad.
Desde la Dirección General de Consumo también se advierte a las personas consumidoras de la proliferación de escuelas y plataformas ‘online’ que ofertan precios muy competitivos, a veces, desorbitadamente bajos. Estos centros, por norma general, no otorgan elementos esenciales como certificaciones o titulaciones de idiomas reconocidas por organismos internacionales y universidades, o una formación adecuada del profesorado, lo que se traduce en una enseñanza de muy escasa calidad.
Además, un gran número de estas escuelas ‘online’ ni siquiera están ubicadas en España, lo que supone una desventaja para los usuarios, al no estar amparados por la normativa de consumo, y no ofrecer una correcta atención al alumnado, ni a sus derechos como personas consumidoras.
Por ello, se aconseja máxima cautela y tener en cuenta una serie de consejos esenciales para asegurar que la academia o escuela brinda garantías, como la experiencia o el tiempo que el centro desarrolla la actividad, los niveles de idiomas, las titulaciones o el perfil del profesorado, sobre el que es esencial que posea experiencia docente y esté capacitado para impartir la enseñanza del idioma en cuestión.
Asimismo, es fundamental conocer si el centro ofrece exámenes con validez a nivel europeo e internacional, con vistas a la solicitud de becas como la Erasmus.
Antes de optar por esta formación, debemos tener claros los objetivos, ya que existen diferentes vías: cursos extensivos, intensivos, presenciales, en modalidad ‘online’, en grupos, individualizados o dirigidos a empresas. También es conveniente que el centro realice una prueba de nivel escrita y oral antes de acceder a un curso.
Una señal para desconfiar es que prometa alcanzar un determinado nivel en un número desproporcionadamente bajo de horas. Además, es necesario valorar otros aspectos muy importantes como las instalaciones, el confort, el equipamiento tecnológico-informático, la conexión a internet, la metodología de aprendizaje (teoría, práctica, participación del alumnado y clases de conversación). Qué certificados podemos obtener, y cerciorarse de que el título haga mención a los criterios del MCER son igualmente aspectos cruciales, al igual que conocer si se trata de un centro únicamente preparador o también examinador –lo que le obliga a poseer un número de registro–, y atender a la programación, conociendo, por ejemplo, si se da continuidad a los distintos niveles del aprendizaje.
La Dirección General de Consumo recalca la importancia de examinar el contrato antes de firmarlo. Los precios que deben aparecer en el contrato han de ser los finales (impuestos incluidos), además de indicar el desglose del precio por matrícula y por mensualidades, indicando, en su caso, la financiación de los estudios, y facilitando los recibos por cada pago que se efectúe. Para mayores garantías, también se recomienda elegir un centro que esté adherido al Sistema Arbitral de Consumo.