Con la resaca emocional todavía presente tras un inusual 4 de enero de Cabalgata, Sanlúcar sigue recordando el momento en que Gaspar se convirtió en el Rey de todos. Fue un día que rompió esquemas, lleno de magia, humanidad y una ilusión que desbordó cada rincón de la ciudad.
Su Majestad inundó a su querido pueblo de Sanlúcar del cariño que llevaba meses guardando. Aquellos que siempre se habían declarado de Melchor o Baltasar olvidaron sus preferencias y fueron, por un día, de Gaspar. Incluso los propios reyes dejaron a un lado la camiseta de su equipo para vestir la de Su Majestad.
Sanlúcar volvió a dar al mundo una nueva lección de humanidad, de superación y de romper moldes. Todos comprobamos que las barreras solo están en nuestra imaginación. Durante todo el día vimos innumerables llantos de emoción y las sonrisas iluminadas a su paso con el abrazo entregado de un pueblo que le adora.
Nunca antes un Rey Mago hizo tanto por nosotros, y todo ese sentimiento que hace cuatro meses empezó a acumular explotó por fin para entregárselo a sus amigos, a su pueblo de Sanlúcar. Tras las visitas al Centro Ocupacional de Afanas, a la Residencia de Mayores y al Hospital Virgen del Camino, Su Majestad fue llevado en andas durante los desfiles, sentado en su trono; la ocasión, desde luego, no era para menos.
El momento más íntimo de la jornada pudimos vivirlo durante la visita a las Hermanitas de la Cruz. Su Majestad el Rey Gaspar fue recibido con todos los honores por las madres de Santa Ángela de la Cruz para besar el pie del Niño Jesús en la capilla del convento. “Que la Virgen del Rocío siempre te cuide”, deseaba una de las madres al Rey Gaspar.
Emocionante en el mejor día de la vida de nuestro amigo Gaspar fue el reencuentro, tras la Adoración al Niño Jesús, con todo el séquito que le acompañaría en la Cabalgata. Una pausa técnica para alimentar a los camellos en el patio de La Salle fue la gran oportunidad para que la felicidad se descontrolara.
La gran fiesta de la ilusión no había hecho más que empezar y ahora sí que estaba todo preparado para llevar la magia a todos los niños de Sanlúcar con un jefe de equipo con el que, sin duda, el éxito estaba garantizado. A partir de aquí, miles de personas pudieron disfrutar de la alegría desbordada en Sus Majestades.
Un Cortejo Real multitudinario que superó todas las expectativas y que, por un día, estuvo bajo las órdenes de Gaspar. Melchor, Baltasar, Heraldo Real, Cartero Real, Estrella de Oriente, la propia Orden de los Reyes Magos y tantas cuantas personas hicieron posible una jornada mágica, justos merecedores de todo reconocimiento por una de las cabalgatas más emotivas que se recuerdan.
El 4 de enero de 2025 quedará guardado para siempre en un lugar muy especial. Aquel día en el que todos fuimos de Gaspar.