Fran Senra es un sanluqueño, concretamente de Bonanza, que estudió periodismo y, aunque no ejerce como tal, su formación lo ha llevado a convertirse en emprendedor. Al acabar la carrera, trabajó en distintos países con varias empresas, sin embargo, le apetecía volver a Sanlúcar y asentarse. Una vez allí, creó Conservas Senra y, aunque emprender no es fácil, a día de hoy sigue creciendo.
Con la idea de hacer algo nuevo, aunque siempre relacionado con Sanlúcar de Barrameda, pensó que lo que más le gustaba de su tierra era una tasca, una taberna, la manzanilla y la gastronomía.
En principio, la idea era abrir una pequeña tasca y ya después se llevaría a distintos puntos de España. Pero la primera tenía que ser en Sevilla.
Le surgió un local un poco más grande de lo que tenía en mente pero, superando sus expectativas, ha conseguido abrir una taberna en el pleno corazón de Triana cuyo eje central son sus productos sanluqueños y por nombre lleva Chiguato.
“El primer sitio donde yo quería abrir en España era Sevilla, concretamente en Triana por la unión que existe con el Guadalquivir”.
Se ha cumplido un mes desde su apertura y ya se sienten muy satisfechos, la gente está respondiendo bien. La taberna tiene una clientela que va casi todos los días a tomarse su copa de manzanilla acompañada de unos ibéricos, langostinos o de un buen guiso. “La manzanilla socializa”.
La Embajada Sanluqueña cuenta con ocho botas. Por un lado encontramos cuatro manzanillas diferentes, La Gitana, Gabriela, La “E” y Viruta, las cuales están dando muy buenos resultados. Por el otro, ofrecen distintos tipos de vinos como Amontillado, Vermut, Pedro Ximénez y Cream. Cada bota es de cuatro arrobas y han sido elegidas por el propio Fran. Un rincón sanluqueño que es para sentirse orgulloso.
El guiso va cambiando, cazón al veranillo, atún encebollado, choco al pan frito o berza.
Algunos productos de la carta, como los montaditos, están inspirados en los mismos que puedes encontrar en algunos bares típicos de Sanlúcar, al final, es un homenaje a todos ellos.
Todo es producto sanluqueño, desde la manzanilla y guisos hasta los langostinos, gambas y ahora galeras.
“Haz lo que a ti te guste y pon lo que a ti te guste”, es el mejor consejo que recuerda el sanluqueño.
A pesar de que la embajada sanluqueña es un concepto poco visto en la ciudad sevillana, el éxito es indudable. La acogida en el barrio de Triana ha sido excelente, lo que refuerza cada vez más la intención de crecer.
Sanlúcar se vende sola y eso será un factor clave para llevar la Embajada Sanluqueña más allá de Sevilla.