jueves, 14 agosto 2025

Senderos, salazones y almadrabas: el Estrecho como espacio natural y cultural en perpetuo movimiento

Con una superficie de 19.000 hectáreas, combina conservación ambiental, actividad económica sostenible y un uso público compatible con la protección del entorno

El lugar geográfico que conocemos hoy como Parque Natural del Estrecho, a caballo entre dos continentes y tres regiones marinas, estaba ocupado antaño por varios asentamientos romanos. Destacaban de levante a poniente Calpe y Carteya en la Bahía de Algeciras seguido de Melaria y Belon y, por último, Besippo. Las poblaciones de Gibraltar, Carteia, Tarifa, Bolonia y Barbate en época romana eran asentamientos pesqueros y puertos comerciales, sobre todo de gran importancia por las factorías de salazones con un producto estrella: el atún y su afamada salsa garum.

Estos parajes fueron los últimos que los romanos pisaron al abandonar Hispania y, probablemente, los primeros en los que desembarcaron. Nada más lógico: si uno viene desde Roma y cruza el Mediterráneo, lo primero que encuentra es el Estrecho. Y, desde ahí, todo un mundo por explorar.

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Uno de los primeros en contarlo fue Pomponio Mela, geógrafo del siglo I, nacido en Tingentera —la actual Algeciras— a escasos kilómetros de donde hoy se extiende el Parque Natural del Estrecho. En su obra De Chorographia, Mela describe esta franja del sur peninsular con una mezcla de precisión y asombro que nos dice mucho de cómo la veían los antiguos.

Al igual que ahora, en aquellos tiempos y mucho antes, el Estrecho acogía una de las migraciones más importantes y espectaculares del mundo: el paso del atún rojo (Thunus thynnus). Dado que el atún no puede regular su temperatura corporal tiene que emprender una migración de más de 4.000 kilómetros de distancia desde el Océano Atlántico, donde pasa el invierno alimentándose, hasta el mes de marzo que busca las templadas aguas Mediterráneas para reproducirse. De esta manera, estos gigantes del mar pasan dos veces por el Estrecho de Gibraltar. En marzo llegan bien nutridos y sin ganas de alimentarse, pues su objetivo es llegar a aguas templadas para reproducirse y no se paran ante nada.

Esta inmensa biomasa migratoria compuesta por miles de individuos no pasa inadvertida para los grandes predadores marinos ni para el hombre. En el primer caso, las orcas (Orcinus orca) llevan miles de años cazando en el Estrecho al atún. Se preparan para ir detrás de estos torpedos del mar, como son llamados, llegando a alcanzar estos hasta los 80 kilómetros por hora cuando son perseguidos. La orca, mamífero marino inteligente y gregario, intenta llevarlos hacia la costa donde son más fáciles de capturar.

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Este comportamiento milenario es bien conocido por el hombre desde tiempo inmemorial, y de ahí el uso de un complejo sistema de redes donde el atún puede entrar, pero no salir. Este complejo entramado de redes se denomina almadraba y, ha sido utilizado en ambas partes del Estrecho por fenicios, romanos, árabes y cristianos hasta nuestros días (Conil, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa). La palabra almadraba tiene un origen árabe, siendo el lugar donde se lucha. Ejemplo de la enorme importancia de la pesca del atún en el Estrecho es el caso de Guzmán el Bueno (Alonso Pérez de Guzmán), el cual pidió el control de la pesca de atunes en Tarifa como pago por la defensa de la ciudad.

Tan antigua es la relación entre la migración de los atunes, las orcas y el hombre que hace más de 30.000 años los antiguos pobladores del Estrecho eran conocedores de estas migraciones. Pero para saber cuándo era la época y el momento en que estos gigantes del mar pasaban por el Estrecho, aprendieron a guiarse por las aletas negras de las orcas. Cuando las orcas perseguían a los atunes, muchos de estos se dirigían a la orilla y quedaban varados en las playas.

Restos arqueológicos en el Parque Natural del Estrecho

Restos arqueológicos en el Parque Natural del Estrecho.

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Estos antiguos pobladores seguían con esmero estos acontecimientos para poder capturar a estos atunes varados. Prueba de ello ha quedado materializado en la cueva de las orcas, en Zahara de los Atunes, donde una pintura rupestre representa el signo de aries, el carnero del mar, como la mancha blanca o silla de montar que tienen las orcas en su parte dorsal. Topónimos en el Parque Natural del Estrecho como Punta Carnero en Algeciras podrían tener su origen en el promontorio desde dónde se avistaban las orcas en busca de los atunes. Esta increíble migración tiene el viaje de vuelta desde el Mediterráneo tras el desove al Atlántico, encontrándose los atunes hambrientos y es entonces cuando pican el anzuelo del hombre.

El Parque Natural del Estrecho como lugar de encuentro

De civilizaciones, de migraciones de aves, peces y cetáceos se ha convertido en un lugar cuya geolocalización tan singular lo configuran como un enclave de gran relevancia estratégica y científica dado que alberga unos valores naturales y culturales propios que hacen que este Espacio Natural tenga un valor diferenciador.

Tanto es así, que este territorio conocido como Parque Natural del Estrecho alberga tres espacios naturales protegidos: el propio Parque Natural del Estrecho, el Paraje Natural Playa de los Lances, y el Monumento Natural Duna de Bolonia. La riqueza de especies de aves que conforman el fenómeno anual de las migraciones fundamenta la declaración de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en el año 2003.

De igual modo, en el año 2012, el Parque Natural del Estrecho fue declarado Zona de Especial Conservación (ZEC) perteneciente a la Red Ecológica Europea Natura 2000. A nivel internacional integra, junto a otros espacios naturales de la provincia de Cádiz, Málaga y norte de Marruecos, la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo Andalucía (España)-Marruecos, declarada por la UNESCO el 25 de octubre de 2006.

El Parque Natural del Estrecho tiene una superficie aproximada de 19.000 hectáreas, de ámbito marítimo-terrestre. No se puede concebir la gestión de un Parque Natural sin tener presente a las personas que viven y conviven dentro del Espacio Natural, desarrollando su actividad laboral diaria en armonía y equilibrio con los ecosistemas del entorno. Es fundamental garantizar el desarrollo socioeconómico salvaguardando el enorme patrimonio que lo sustenta.

El ciudadano que vive en el Parque debe ser partícipe del desarrollo sostenible de su entorno, de su lugar de trabajo, de ocio y esparcimiento, potenciando su conservación para poder rentabilizarlo a largo plazo. Por lo tanto, la participación social y colectiva, siempre dentro de la normativa, debe ser considerada como un elemento vertebrador en la gestión y toma de decisiones del Parque Natural: gestión ecosistémica.

Una excelente herramienta para difundir estos valores es la educación ambiental, ya que gracias al desarrollo de este tipo de iniciativas se pone en valor el rico patrimonio del Parque, dándolo a conocer a pequeños y mayores, se propicia la toma de conciencia y se facilita la defensa del entorno mediante su conocimiento.

Un ejemplar de cigüeñuela en el Parque Natural del Estrecho

Un ejemplar de cigüeñuela en el Parque Natural del Estrecho.

Qué ver y qué hacer en el Parque Natural del Estrecho

Las características climáticas, protagonizadas por los vientos del Este y, en menor medida del noroeste (poniente), las precipitaciones medias que oscilan entre los 600 y 1.400 milímetros anuales, la oceanografía característica del Estrecho, la geolocalización, geomorfología y edafología singular de un enclave dinámico y bien diferenciado han propiciado unos elementos naturales y culturales con un valor diferencial. Así, en el Parque Natural del Estrecho se encuentran formaciones kársticas submarinas, afloramientos de las unidades flysch en el litoral, dunas cuaternarias o marmitas de gigante. En cuanto a especies vegetales, se encuentran presentes en el Parque ocho especies amenazadas: Asplenium marinum, Allium pruinatum, Avena murphyi, Drosophyllum lusitanicum, Hypochaeris salzmanniana, Juniperus oxycedrus subsp. macrocarpa, Odontites foliosus y Teucrium bracteatum.

Con respecto a la fauna, hay que destacar la presencia de aves con más de 34 especies diferentes, con unos movimientos migratorios que superan los dos millones de ejemplares anuales. Tanto en el ámbito marino como terrestre el Parque alberga especies con algún grado de amenaza y, por lo tanto, incluidas en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas, encontrándose ocho especies catalogadas en peligro de extinción: salinete, águila imperial ibérica, cigüeña negra, milano real, alimoche común, avutarda común, lapa ferruginosa y pardela balear. Y como vulnerables: buitre negro, coral anaranjado, rorcual común, tortuga boba, caracola, aguilucho cenizo, delfín común, vermétido, chorlito carambolo, calderón común), águila perdicera), gaviota de Audouin, águila pescadora, sisón común y delfín mular).

La gran diversidad de ecosistemas y formaciones vegetales presentes en el parque da lugar a la existencia de numerosos hábitats de interés comunitarios como arrecifes, lagunas costeras, estepas salinas, dunas móviles embrionarias, dunas costeras fijas, dunas marítimas estabilizadas, alcornocal, o bosques de acebuches.

El paisaje constituye un recurso de gran importancia y contribuye enormemente al valor ambiental y social de este territorio. El manejo de la vegetación mediante la corta de arbolado y el desbroce de matorral ha sido continuo a lo largo de la historia desde los primeros asentamientos, donde se buscaba la obtención de grandes superficies de pastos, siendo estos abundantes y de una gran productividad en la zona. Por lo tanto, la ganadería ha sido un factor de manejo del paisaje muy arraigado en el Parque Natural del Estrecho.

En cuanto a la agricultura, Algeciras ha sido conocida por las plantaciones de viñas en el siglo XVIII (de ahí nombres de fincas como Viña Chica, Viñalona, Cala de la Parra, etc.). Por lo tanto, en los llamados Cerros del Estrecho de Algeciras se cultivaban viñas que producían un vino de gran calidad. Estos terrenos hoy día han sido matorralizados mediante la evolución de la dinámica vegetal dando lugar al paisaje propio de los Cerros del Estrecho, donde el matorral compuesto por lentiscos, hérguenes, coscojas, palmitos y acebuches predominan.

Por su parte, la actividad forestal se ha centrado principalmente en el sector occidental del parque, donde las repoblaciones de eucaliptos y pinos fueron de gran importancia. El eucalipto en Sierra Plata responde a la política de repoblación forestal del Patrimonio Forestal del Estado creado en 1941, mientras que los pinares de piñonero intentaban retener los arenales costeros de Los Lances, Paloma y Camarinal.

El paisaje, como elemento característico y diferenciador del Parque, confiere a este espacio unos valores más que sobresalientes destacando las sierras arboladas como Sierra Plata y San Bartolomé, los ríos y riberas como el río Vega, Jara o el Valle; los Cerros del Estrecho tan característicos en el frente litoral Algeciras-Tarifa; llanuras costeras y ensenadas y dunas, como Valdevaqueros y Bolonia; numerosas playas como Getares, Los Lances, Valdevaqueros, Bolonia y El Cañuelo; plataformas de abrasión; fondos marinos compuestos por arrecifes, algas y praderas de fanerógamas.

Afloramientos de las unidades flysch en el litoral dentro del Parque Natural del Estrecho

Afloramientos de las unidades flysch en el litoral dentro del Parque Natural del Estrecho.

Si el patrimonio natural y paisajístico del Parque Natural del Estrecho es destacable, qué podemos decir del enorme y variado patrimonio cultural. El patrimonio cultural del parque es extraordinario, atestiguando la importancia de las civilizaciones que han pasado y asentado en el territorio. De este modo, destaca el Complejo Arqueológico de Baelo Claudia, el Oppidum de la Silla del Papa, la Necrópolis de los Algarbes o los numerosos pecios hundidos en el frente litoral Algeciras-Tarifa. Destaca a lo largo de la costa varias torres almenaras del siglo XVI que se integran y forman parte del paisaje propio del Estrecho, así como los bunkers o instalaciones militares construidas en la postguerra.

Para poder visitar este variado y extraordinario patrimonio natural y cultural, el Parque Natural del Estrecho cuenta con un programa de uso público, cuyo objetivo es garantizar la visita de los usuarios al espacio natural aportando información práctica y útil, facilitando la participación ciudadana y la sostenibilidad económica del territorio. Para ello, el Parque cuenta con una dotación de equipamientos de uso público, como son: Punto de Información (La Peña, Tarifa) y Centro de Visitantes (Huerta Grande, Algeciras), red de senderos señalizados, área recreativa de La Peña, red de miradores y observatorios.

Más información en:

https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal/web/ventanadelvisitante/detalle-buscador-mapa/-/asset_publisher/Jlbxh2qB3NwR/content/del-estrecho/255035

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