Se trata de un proyecto piloto que parece abrir un prometedor escenario para la toma de decisiones: el uso de drones para precisar las patologías existentes en las carreteras de la red provincial que administra la Diputación de Cádiz. El Área de Cooperación, que coordina Javier Bello, ha contratado un servicio que –mediante el empleo de aeronaves no tripuladas- permitirá la detección, geolocalización y clasificación de deficiencias en los firmes de dichas vías a partir de imágenes captadas por drones.
En la actualidad este mapeo se realiza en dos carreteras de la Sierra (la CA-6106 de La Perdiz y la CA-9120 entre Setenil y Torre Alháquime); en una de La Janda (la CA-4200 de La Muela, en Vejer) y en una vía del Campo de Gibraltar (la CA-8202 de Bolonia, en Tarifa). Los tramos supervisados suman un trazado de 34 kilómetros. El objetivo del Área de Cooperación es ampliar estas inspecciones a la totalidad de una red provincial que comprende más de 807 kilómetros y 104 carreteras.
La aparición de estos dispositivos y su versatilidad permiten realizar desde levantamientos topográficos, control y monitorización de obras, inspección de puentes y viaductos, hasta la exploración de galerías de minas, túneles e incluso la detección de gases, humo, polvo y niebla mediante cámaras termográficas y sensores de detección, entre otros dispositivos.
Las actividades contratadas consisten en la generación de ortofotos obtenidas mediante vuelos programados sobre la carretera seleccionada, cuyo procesado permitirá georreferenciar y clasificar las patologías existentes en el firme analizado conforme a un patrón que define hasta siete categorías en el estado de la capa de rodadura de las carreteras: bueno, aceptable, regular, malo, muy malo, crítico y fallado.
Diputación ha contratado este servicio a la firma Aguia Analítica Avanzada SL, conforme a un presupuesto –IVA incluido- de 17.545 euros.










