jueves, 10 abril 2025

Opinión

A vueltas con el civismo

"No son pocas las veces que, circulando con un vehículo, podemos ver como en sobre las aceras, en isletas, pasos de peatones o en la misma calzada en doble fila se estacionan vehículos que, en mayor o menor medida, obstruyen la circulación"

Recientemente he hablado en este medio sobre la limpieza en la localidad, y varios usuarios indicaban que, si bien es cierto que esta es deficiente, no es menos cierto que existe un problema de civismo en nuestro municipio. Y podrían tener razón. Aunque añadiría que este eventual problema se acentúa por lo extraño que es ver una patrulla de la policía local en nuestras calles.

A nadie se le escapa el contencioso que la plantilla de la policía mantiene con el actual delegado de Seguridad Ciudadana, el Sr. Vital. Sin embargo, no nos vayamos del tema, porque este problema con la presencia policial viene de largo. Y, en definitiva, esto no debería de ser una excusa para los comportamientos incívicos que se ven, día sí, y día también, en nuestras calles. Las sanciones sirven como correctivos, pero no suplantan las propias actuaciones de los infractores. Simplemente, les obliga a abonar una cuantía pecuniaria como compensación al municipio.

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El civismo, según la Real Academia Española en la acepción que nos interesa, es el comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública. Podemos tomarlo, en este caso, como el respeto a las ordenanzas municipales. Sobre dichas normas vemos trasgresiones todos los días, en mayor o menor medida, sin que se ponga coto a dichas actuaciones. Estas son responsabilidad individual de cada ciudadano, aunque hay que reconocer que la aparente impunidad con las que se dan no ayuda a la hora de mitigarlas.

Por poner un ejemplo con la basura. El artículo 34.8, de la Ordenanza de Residuos y Limpieza Pública dispone taxativamente que la basura debe de ser depositada, de manera obligatoria, en los contenedores dispuestos a tal fin. Es decir, no pueden colocarse bolsas en las inmediaciones de estos, o de los contenedores de recogida selectiva, como medio de eliminación de los residuos. Sin embargo, es común en nuestro municipio ver cómo, cerca de los contenedores, sobre todo en zonas alejadas del centro (aunque a veces, en las inmediaciones de este) se generan verdaderas montañas de bolsas, residuos e, incluso, enseres. Las cuales deben de ser retiradas posteriormente por los servicios municipales, con mayor o menor acierto.

Aun así, la basura no es el único caballo de batalla. No son pocas las veces que, circulando con un vehículo, podemos ver como en sobre las aceras, en isletas, pasos de peatones o en la misma calzada en doble fila se estacionan vehículos que, en mayor o menor medida, obstruyen la circulación. Todos estacionamientos que, según el artículo 26 de la Ordenanza sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y régimen de uso de la vía pública son considerados en lugares peligrosos que obstaculizan gravemente la circulación.

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Dos situaciones tan cotidianas en nuestra ciudad que habrán vivido muchos de los lectores. Comunes también a muchas ciudades, cierto, pero sobre las cuales en Sanlúcar de Barrameda a lo largo de los años no se han puesto soluciones al respecto. Y parece que están llegando ya a un punto de no retorno, ante la inacción policial, las propias actitudes de los vecinos de la localidad y la desidia generalizada que nos invade.

Por lo que sería interesante evaluarnos a nosotros mismos, ¿Tenemos un problema de civismo? ¿Se están proponiendo soluciones a través de los diferentes grupos políticos al mismo? ¿El Ayuntamiento, presente o futuro, tomará cartas en el asunto? ¿O simplemente estoy haciendo preguntas retóricas?

El autor

Daniel Bernal
Daniel Bernal
Nacido en Sanlúcar de Barrameda el 7 de octubre de 1992, es un apasionado de nuestra ciudad, un gran amante de la lectura y con inclinaciones políticas desde siempre. Tras graduarse en derecho en la Universidad de Sevilla y cursar el Máster de Acceso a la Abogacía en la Universidad de Cádiz, volvió a nuestra localidad para desarrollar su carrera profesional como abogado, con despacho propio, dedicándose principalmente al derecho laboral.

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